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Los automóviles pueden tener diferentes tipos de lunas, que sirven para diferentes funciones y se construyen con diferentes materiales. A continuación se presentan algunos de los tipos más comunes:
Lunas delanteras: son las lunas situadas en la parte delantera del vehículo, que permiten al conductor ver la carretera y el tráfico que se aproxima. Estas lunas suelen ser de vidrio laminado, que es un vidrio compuesto por dos capas con una película intermedia de plástico que evita que los cristales se dispersen en caso de rotura.
Lunas laterales: son las lunas que se encuentran a los lados del vehículo, que permiten a los pasajeros ver hacia afuera y al conductor tener una visión más amplia de la carretera. Estas lunas pueden ser de vidrio templado, que es un vidrio más resistente al calor y al impacto que el vidrio laminado.
Lunas traseras: son las lunas situadas en la parte trasera del vehículo, que permiten al conductor ver el tráfico que se aproxima por detrás. Estas lunas suelen ser de vidrio laminado, similar a las lunas delanteras.
Lunas panorámicas: son grandes lunas que cubren una gran parte del techo del vehículo y proporcionan una vista panorámica de la carretera. Estas lunas pueden ser de vidrio templado o laminado y a veces pueden tener una capa polarizada para reducir el deslumbramiento.
Lunas tintadas: son lunas que han sido tratadas con un tinte para reducir la cantidad de luz que pasa a través de ellas. Estas lunas pueden mejorar la privacidad y reducir el deslumbramiento, pero también pueden afectar la visibilidad del conductor en condiciones de poca luz.
Cada tipo de luna tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección del tipo de luna depende de las necesidades y preferencias del conductor, así como de las regulaciones y normativas de cada país.